Un reencuentro en el peor momento [Libre] [Pasado]

Semanas de aquel trágico día, Emili se encontraba junto con su nuevo amo en la ciudad de los exiliados, no sabía el por qué de estar allí pero solo le siguió como había hecho semanas atrás, mientras caminaba por los alrededor para examinar el terrero, sola ya que se lo habían ordenador la joven no pudo evitar recordar el día que llego al territorio de la facción garras de sangre, todavía podía recordar esas miradas de odio, furia, ansias de sangre y lujuria que le mandaban los que allí estaban, aunque por suerte para ella Koth no había dejado que nadie la tocara, según él, ella era su nuevo juguete y aunque eso la molestaba debía de estar agradecida por su protección, incluso llego a pensar que tenia corazón, hasta que el entrenamiento empezó y supo que no era así.

Los entrenamientos eran duros, y la joven tenía alguna que otra cicatriz por el cuerpo, sin contar los moratones, pero había mejorado en el combate cuerpo a cuerpo y con su magia y eso era bueno, si no fuera por que tenía a un demonio como amo y que prácticamente vivía en el infierno, podría ser feliz.

Emili suspiro pesadamente, y se sentó a la sombra de un árbol, llevaba puesto el traje con el que fue a ver a Hyuk aquella vez, ese recuerdo le hizo sonreír le echaba de menos pero no podía verle, ya que sería peligroso, ahora se preguntaba dónde estaría y si la echaba de menos esperaba que así fuera, con estos pensamientos se levanto para terminar su patrulla, no había nada interesante y pensaba volver cuando escucho unos ruidos lo que la hizo ponerse alerta con su lanza en mano.

-Quien anda ahí-pregunto seria dispuesta a atacar, prefería tener que luchar ella antes que fuera Koth por que si lo hacía, aquel pobre desgraciado acabaría muerto.

El monje estaba sumamente preocupado, la razón de ello era que tenia días sin saber de Emili, hasta el punto que se comunico con el Arco de Luz para ver que pasaba, la respuesta que obtuvo simplemente le puso mas nervioso, su pareja había aparentemente salido de misión por una carta que dejo, como es lógico su maestra no se lo creyó y se quedo tranquila de momento pensando en que su custodia la tenia el Martillo de la Justicia. Al enterarse que Hyuk no sabia nada de Emili, anuncio una búsqueda para la chica, a la cual el monje se ofreció como voluntario, incluso fue directo al despacho del Juez para pedir su autorización, había pensado hasta hacerlo de rodillas pero no hizo falta.

Pues eso nos lleva a la situación actual, Hyuk sobrevolando los grandes terrenos de Serr, buscando a quien era la persona mas importante de su vida, sin éxito pese a los largos días de búsqueda. Termino en la ciudad de Kotobuki, un escondite para parias y engendros, si en algún lugar había información de Emili, los bajos fondos de esa ciudad serian una buena pista. Entraba en varios de los bares, y tenia que luchar con sus ganas de ser autoritario, si no tenia cuidado a la hora de hablar podría poner en peligro a la maga.

El lugar estaba lleno también de alimañas detestables, hablando de animales si eso podría decirse de esas criaturas. Cuando Hyuk caminaba por los bordes de la ciudad, una especie de rata mutante de aspecto similar a un zombi se le aproximo queriendo morderle la pierna, este simplemente alzo su pie y le aplasto la cabeza. Habían muchos ascendidos en la ciudad, y no era raro que estuvieran unos cerca de su posición, por ello no reacciono cuando sintió uno particularmente próximo, pero en el momento que escucho su voz la reconoció en el acto.

El monje giro su rostro hacia la fuente de la voz, reconociendo a Emili, y salió corriendo hacia ella, cuando la alcanzo le dio fuerte abrazo – Mi pequeña… no tienes idea de lo…feliz que estoy al verte… - dice en un tono sollozo, incluso brotaban intensamente lagrimas de sus ojos, entre tristeza por no saber nada de ella y felicidad por haberla encontrado. Paso un tiempo en esa postura, se alejo un poco para darle algo de aire y se percato de las cicatrices que tenia en el cuerpo, ignoro completamente el hecho de su vestimenta – que te ha pasado… - aun era incapaz de controlar sus lagrimas.

Comenzó a emplear su magia, poco a poco pequeñas plantas salieron del suelo de aquel maldito lugar, eran de manera uniforme de color verde y emitían un ligero brillo. Esas plantas eran los espíritus de las semillas que comenzaron a desplazarse encima del cuerpo de la maga, centímetro a centímetro pasando la magia sanadora. El proceso no duro demasiado tiempo, apenas unos pocos minutos, y cuando las plantas desaparecieron, el cuerpo de la maga ya no tenia ninguna cicatriz.

Las cicatrices no salen porque si, alguien le había hecho esas cosas, incluso el hecho de que se fuera tan misteriosamente indicaba un posible secuestro. El simple hecho de pensar en eso hizo que el físico del monje cambiara, mostrando rasgos como los de felino, sus ojos cambiaron la forma del iris, incluso sus dientes se estaban volviendo colmillos, un ligero vapor anaranjado cubría su cuerpo a la vez que en sus manos, sus uñas ahora parecían garras – Quien es el culpable… - pregunta aunque algo sollozo pues seguía llorando, ahora su tono de voz era mas autoritario, mostrando que en verdad estaba molesto por lo que le habían hecho. Su cuerpo no estaba canalizando por completo al tigre pero, su rabia había aumentado al punto que estaban surgiendo marcas del espíritu que representa “la furia de la naturaleza.

Para cualquiera surgiria la gran duda, que motivo les traia alli, lejos de la proteccion de cualquier faccion, y la respuesta era bastante retorcida, le habia cogido cierto aprecio a su aprendiza, no era resistente, ni rapida, ni fuerte, pero no sucumbia ni al dolor ni al miedo, alli seguia, le acompañaba donde otros ya habrian huido, pese a las amenazas, quizas merecia algo mas de respeto, dormir de vez en cuando en una cama, permitirle salir de vez en cuando durante un dia para volver a su casa y tal, pero solo si lograba superar el desafio que le tenia preparado.

Habia venido rastreando a un bandido con diferentes delitos, uno de ellos de asesinato, no demasiado graves, pero tampoco leves, y ese mismo sujeto, un hombre delgado, rubio y de ojos azules, con una camisa de tirantas blanca y pantalones vaqueros se encontraba en la mano izquierda, inconsciente, del poderoso guerrero, en la otra se encontaba el hacha, su objetivo era hacer que Emili lo matase mientras este estaba consciente, eso reforzaria su caracter, debia a estar dispuesta a matar por su orden.

En cuanto se fue acercando, noto una segunda presencia, debia notar solo una, lo ideal era notar solo la de su pupila, y eso le preocupo, lo suficiente como para acelerar su velocidad magicamente, visualmente, por la parte inferior de su armadura se podia ver unas venas de sangre cruzarla a toda velocidad, pero incremento bastante su rapidez a la hora de desplazarse.

Tras llegar solto al hombre inconsciente en el suelo, observando la situacion en la que ahora se encontraba, parecia que un ser asalvajado de aspecto dudable estaba muy cerca de ella, ahora pondria su potencial de combate a juego, aunque fuese un dos contra uno.

-¡Emili, detras de mi!-

Su puesto no estaba en primera fila, alli es donde debia estar el, ella debia darle apoyo magico desde la retaguardia, por desgracia, no podia hacer un ataque de viento, por la cercania de ambos le podria impactar a su aprendiza, o usarla aquel salvaje de escudo, dejaria que ella se desenvolviese, por su parte pondria una postura de combate para poder interceptar a la bestia si la perseguia, ahora se encontraba a unos cinco metros de ambos, con sus ojos fijos en el desconocido, de unos diez centimetros menor que el mas o menos.

Emili estaba dispuesta para atacar, aunque no era especialmente fuerte, los seres que habitaban aquellas zonas no eran muy poderosos a si que podría derrotarlos con facilidad, lo que no se esperaba era que una sombra apareciera y la abrazara, por un momento iba a luchar pero paro al sentir las lagrimas caer en su ropa y una voz que reconoció a la perfección.

-Hyuk-dijo soltando su anima y correspondiendo el abrazo, feliz de volver a verla, aunque esa felicidad no duro mucho ya que en seguida él se separo de ella, y le pregunto que había ocurrido y las cosas no mejoraron cuando sintió su magia curativa en ella-”ha visto las cicatrices”-pensó preocupada y sobretodo asustado por que eso no significaba nada bueno porque si algo sabia del que era su novio, era que era muy protector con las personas que quería, y en efecto nos e equivoco cuando vio la presencia del tigre en él.

-No Tigre, Hyuk esperad, no es lo que creéis-le dijo rápidamente, mientras volvía a coger su anima-estoy bien de verdad yo…-intento decir pero por si fuera poco su mala suerte Koth apareció frente a ellos, con un hombre inconsciente que dejo en el suelo, lo cual le extraño porque él no solía dejar supervivientes, aun así Emili le miro aterrada, el que él estuviera allí no era bueno para Hyuk, tenía que hacer algo para que el monje saliera de allí, pero Koth, le ordeno que se pusiera detrás de él y ella tenía que obedecer.

-Tigre cálmate por favor-le dijo mientras caminaba hacia Koth-estoy bien de verdad, por favor márchate- añadió antes de correr hacia su maestro, y cuando llego a su lado se puso detrás suya.

-Es alguien de mi pasado-le dijo a su maestro mientras miraba al monje-no es peligroso, Koth-san-dijo la joven intentando que perdiera el interese y se pudieran marchar de allí, pero algo le decía que eso no era posible.

Quien había sido capaz de causarle todo ese daño a la maga, esa era la mayor pregunta que rondaba la mente del monje, aunque Emili decía estar bien, su comportamiento indicaba lo contrario, se le podía notar muy exaltada. La presencia de otro ser lo puso en completa alerta, cuando el monje se giro hacia él, pudo observar una especie de armadura negra que tenia a una persona a rastras y que con una mano también tenía un hacha ¿un enemigo? Pero la cosa se puso mas enredada cuando dio una orden a la maga, orden que esta pareció aceptar sin rechistar.

¡¿Qué rayos estaba pasando?! Algo ahí no estaba bien, Emili aceptando una orden de un tipo como ese, fue entonces cuando por su mente paso lo siguiente, las cicatrices de la maga – Tu eres el culpable… - el vapor anaranjado que cubría su cuerpo cambio de color, a uno rojo carmesí, que ondulaba como si fuese fuego. Su cuerpo ahora no empezaba a cambiar ligeramente, como antes cuando hablaba con la maga, sino mostrando rasgos mucho mas marcados. Su cuello se cubrió de plumones del mismo color del aura, y esos mismos aparecieron en sus brazos desde la muñeca hacia el codo, sus manos de transformaron en las garras de un ave, todo eso iba acompañado de la imagen de un ave llameante que se manifestó encima de su cuerpo unos momentos.

El monje estaba ahora canalizando los poderes del Fénix, poniéndose en guardia frente a aquella armadura, su costado izquierdo apuntando hacia él, mientras estaba un poco inclinado hacia atrás y usaba su pierna derecha como apoyo, su mano izquierda se encontraba con el puño cerrado a la altura de su hombro, mientras que la diestra se encontraba a la altura de su pecho. Cabía destacar que tanto sus brazos como sus piernas se encontraban endurecidas por el Alma de Hierro – ¡Aléjate Emili! – le dijo a la maga. Estaba totalmente dispuesto a estamparle el rostro al tipo del hacha, pero no quería que la maga se viese envuelta en una disputa, podría salir herida en un fuego cruzado.

off:

Parecia que se conocian, aunque la joven parecia seguir estando de su lado, mejor, aunque tendria que renunciar a la cabeza del extraño personaje, de momento, podria ganarse y comprobar mas la lealtad de Emili, solo tenia que usar las palabras adecuadas y marcar los limites exactos.

Dejo de lado la posicion de combate, quedando solo con el hacha en la mano derecha por si tenia que bloquear algun ataque, observando el aspecto de pollo de fuego que tenia ahora, y la postura combativa que habia adquirido, al no ver sus armas pudo deducir en el conjunto que combatia con artes marciales, lo que le permitia desarrollar mas o menos una estrategia para el ataque si se daba el caso.

-Muy bien, te encargaras de defenderme, si ataca o se acerca repelelo, y si te importa lo mas minimo, que no me roce, no me defraudes-

Dicho esto, espero a ver como se desarrollaban los acontecimientos, Emili debia saber que "no me defraudes" era mas que una coletilla para una orden, era una amenaza de sufrimiento, tanto para ella como para los demas, obviamente sabia que estaba en desventaja si decidian aliarse, y que no huiria del combate pese a que ello significase la muerte, pero su alumna no lo sabia, ¿Quien sabe si escaparia y cumpliria su amenaza?¿Podria vivir con ello? Solo sus acciones hablarian, ahora mucho dependia de ella.

Emili temblaba de miedo, no sabía qué hacer, Hyuk estaba furioso, e iba a atacar en cualquier momento, por su parte su amo se había dado cuenta y la estaba utilizando de escudo, no se esperaba que fuera tan perspicaz pero Koth le había dado una orden y tenía que obedecer pero no podía hacerle daño a Hyuk, y ahora se encontraba en una situación que la desesperaba, Emili se puso enfrente de Koth y miro a Hyuk con lagrimas en los ojos.

-Lo siento Hyuk, pero si no hago lo que me dice os matara a todos y después a mi….tengo que obedecerle para poder salvaros-le dijo sin parar de llorar, no quería hacerlo, no quería luchar contra el pero era eso, o permitir que le dañaran-fenix perdóname-se disculpo con el espíritu también.

La situación había llegado al punto de quiebre, pues las ordenes que le daba la armadura a la maga simplemente le hacían pasar por su cabeza una idea, que ella lo había traicionado, ese pensamiento retumbo violentamente por su cabeza, al punto que comenzaron a aparecer marcas metálicas por todo su cuerpo, como si fuese una especie de grabado, era la señal de que el quinto espíritu, Asura estaba surgiendo. Sin embargo todo en la mente del monje se aclaro al escuchar las palabras de la muchacha, en pocas palabras estaba siendo amenazada por ese lunático, su rabia cambio a determinación, y comenzó a acumular un vendaval en su mano diestra – ¿Por qué no me lo dijiste? sabes que no permitiré que ese engendro te haga daño o a nadie mas– dice el monje.

Estaba en frente a ambos, no podía arriesgarse a atacarlo de frente, podría lastimarla, de modo que dio unos pasos rápidos al costado, por donde no estaba sosteniendo el hacha y dio un pisotón al suelo, esto le hizo detenerse justo a su lado, a unos pocos metros, y proyecto un golpe con su mano derecha que envió una fuerte onda de choque directo al cuerpo – No perdonare a nadie que amenace a mi pequeña – tuvo cuidado de que la onda de presión no diera a Emili – ¡Aprovecha para alejarte! - incluso en esa situación el monje se mantenía atento a cualquier movimiento del tipo de la armadura, cualquier cosa extraña actuaria rápidamente en consecuencia.

En sus brazos comenzaron a brillar pequeños grabados rúnicos, eran las marcas de los espíritus de la naturaleza, seres que podrían tanto ayudar a la maga como debilitar al dueño de aquella hacha. El monje analizaba cualquier posible resultado, pero aunque su acción fue agresiva, su prioridad no era aplastarle el cráneo al tipo sino asegurar la integridad de Emili.

off:

Se esperaria de Koth que hablase, que actuase, un ataque siquiera, responder a las provocaciones, pero solo habia un silencio y una falta de interes que demostraba seguridad, como si la ira de su rival no fuese mas que la rabieta de un niño cuya solucion fuese ignorarla, confiaba en la actuacion de Emili, que no fallaria, tenia confianza en su pupila, por ello, no actuo, simplemente siguio con la mirada los movimientos del joven, esa actitud podia sugerir que era lento de reflejos, pero nada mas lejos de la realidad.

Emili debia hacer frente a alguien con el que tenia un vinculo afectivo, cosa que pudo deducir por lo de "mi pequeña", para proteger a Koth, si lo hacia su lealtad quedaria mas que demostrada, sin embargo, si no lo hacia... mejor dejar eso a la imaginacion de aquel que se aventure a ello.